Fibromialgia

La Fibromialgia es una enfermedad crónica, que afecta fundamentalmente a la mujer, cuyo síntoma principal es la presencia de dolor musculo – esquelético constante y generalizado. A éste, se unen también otras manifestaciones como alteraciones del sueño, rigidez muscular, fatiga, cefaleas, mareos, colon irritable y debilidad generalizada, entre muchas otras dolencias.

El dolor acompaña constantemente al enfermo afectado y bien puede manifestarse con distintos grados de intensidad a lo largo del día.

Síndrome de Fatiga Crónica

El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) tambien conocida como encefalomielitis (ESIE) se manifiesta con un intenso grado de fatigabilidad, que no corresponde a la actividad llevada a cabo ni a la intensidad de la misma y que persiste sin causa justificada durante más de seis meses. Su carácter, al igual que ocurre en la fibromialgia, es crónico y deteriora gravemente la calidad de vida del que lo padece. Es muy incapacitante por su multitud de sintomas que pueden afectar a todo el cuerpo.

Una y otra, si bien diferentes, presentan formas y síntomas muy similares y en ocasiones pueden aparecer simultáneamente en el enfermo. Una de las características que las distingue es el impacto cognitivo que presenta el paciente diagnosticado de Síndrome de Fatiga Crónica que ve reducido al menos en un 50% su actividad habitual, con una merma considerable de su capacidad para concentrarse, pérdida de memoria inmediata, incapacidad para atender a los detalles entre otras cosas.

Obstáculos

Las personas afectadas se enfrentan a una enfermedad que produce un dolor comparable a cualquier enfermedad crónica, a una considerable pérdida en su calidad de vida, a cambios personales no siempre fáciles de asumir, en ocasiones, a la incomprensión social y familiar, y frecuentemente a problemas laborales derivados de la incapacidad para abordar su ritmo de trabajo y rendimiento habitual.

Las dificultades derivadas de padecer una u otra, o bien las dos, van a manifestarse en todas las áreas de la vida del sujeto, condicionando su historia personal. Los enfermos de fibromialgia y/o Síndrome de Fatiga Crónica constituyen un colectivo aún ignorado y en ocasiones abandonados a su suerte.

El desconocimiento social, la escasa atención médica en muchos de los casos, cuando no las sospechas que provoca una enfermedad que no cuenta con pruebas médicas que la verifiquen, unidas a las graves consecuencias laborales que derivan de su detección, mantienen a cerca de un millón de personas en nuestro país en una situación de deterioro físico y psicológico constante.

Los enfermos deben vivir no sólo el dolor constante, sino que han de enfrentarse a una nueva situación que limita su vida cotidiana y que le va a afectar a nivel individual, familiar y social.

De esta manera un enfermo se enfrenta a:

  • Dificultades derivadas de la falta de autoestima.
  • Conflicto de aceptación de un nuevo “yo” personal.
  • Renuncia a lo cotidiano que se convierte en deseo insatisfecho.
  • Negación de la enfermedad, que a veces se traduce en un sobreesfuerzo que provoca mayor dolor e incapacidad.
  • Depresión, temor al rechazo y al abandono…
  • Frustración ante las limitaciones derivadas de la fatiga y el dolor.
  • Problemas ocasionados por el inevitable cambio de roles en el ámbito familiar.
  • Incomprensión del entorno que no acaba de entender en su totalidad el carácter de la enfermedad (“ahora estoy en condiciones de llevar a cabo una tarea y cinco minutos después me he quedado sin reservas y soy incapaz de moverme”).
  • Falta de compromiso ante situaciones sociales por temor a fallar una y otra vez a los otros, lo que conduce inevitablemente a un profundo aislamiento.
  • El enfermo tiene a aislarse y a rehuir el contacto con sus amistades por temor al rechazo, por miedo a decir constantemente no, por pudor a exhibir su dolor.