Cervicalgia significa dolor en el cuello, que se origina en la columna cervical. La columna cervical es uno de los sistemas articulares más complejos del cuerpo humano. Se estima que más del 80% de la población ha padecido dolor cervical en algún momento de su vida. La cervicalgia es tan frecuente porque el cuello está continuamente en movimiento (más de 700 movimientos por hora) y continuamente soportando el peso de la cabeza. Por ello es importante desde la juventud aprender a proteger nuestro cuello.

 

Causas.

Las causas más frecuentes de cervicalgia son los golpes y movimientos bruscos, la artrosis (desgaste de los discos intervertebrales y pequeñas articulaciones de la columna cervical), la contractura de los músculos (tortícolis), así como los estados de tensión emocional. Con menos frecuencia la cervicalgia puede ser producida por una infección, tumor o enfermedad reumática inflamatoria, como la espondilitis anquilosante.

 

Síntomas.

El síntoma clave es el dolor en el cuello, que puede ser agudo (dura menos de 6 semanas y responde bien al tratamiento) o crónico (dura más de 6 semanas y es difícil de tratar). El dolor de cuello típico aparece en determinadas posturas y durante el movimiento, mejorando con el reposo. También suele haber limitación de la movilidad cervical. A veces el dolor cervical se extiende al brazo acompañándose de una sensación de pérdida de fuerza y hormigueos en la mano. Este cuadro clínico se denomina cervicobraquialgia y generalmente se debe a la compresión de una ráiz nerviosa.

 

Diagnóstico.

Generalmente el diagnóstico es sencillo. Se establece según las características del dolor, exploración física del cuello para valorar tanto la movilidad como la existencia de puntos dolorosos y se suele realizar una radiografía de la columna cervical. Cuando existen complicaciones neurológicas severas (compresión de una raíz nerviosa o de la médula espinal), lo cual es poco común, se requieren otras técnicas de imagen, como la resonancia magnética.

 

Tratamiento.

Los tratamientos tienen como objetivo aliviar o eliminar el dolor, mejorar la movilidad y la fuerza del cuello así como evitar la recaída.

Se deben mantener alineadas la cabeza y cuello con el tronco en el descanso y en la actividad.

Se debe evitar permanecer de pie o sentado más de 30 minutos y se debe cambiar frecuentemente de postura cuando se realiza una tarea estática (coser) o dinámica (barrer). Hay que evitar posturas forzadas de la cabeza y los movimientos bruscos.

También se deben realizar ejercicios a diario para mantener la movilidad y fortalecer los músculos del cuello.

En función de la intensidad y duración del dolor se complementa el tratamiento, a criterio del reumatólogo, con analgésicos o antiinflamatorios, termoterapia (tratamientos con calor), masajes, collarín, tracciones… La inmensa mayoría de los dolores cervicales se solucionan con medidas muy sencillas.