La gota se debe a una alteración del metabolismo del ácido úrico. El ácido úrico se produce durante el proceso del recambio celular y, menos importante, proviene de las purinas (proteínas) que se ingieren con la dieta. Todas las personas tenemos ácido úrico en sangre, denominado urato, y todos eliminamos ácido úrico en la orina. Cuando existe un exceso de urato en sangre, éste puede depositarse en forma de cristales de ácido úrico en nuestras articulaciones produciendo gota. Claro está, no todas las personas que tienen el ácido úrico alto van a desarrollar gota.

 

Síntomas.

La gota se manifiesta como ataques de dolor intenso, hinchazón local, calor y enrojecimiento que generalmente afecta la articulación de la base del dedo gordo del pie. Estos ataques o crisis en el tiempo pueden hacerse más frecuentes, hasta llegar a afectar a otras articulaciones, como los tobillos, rodillas, codos y manos. Después de años de ataques agudos se puede producir la gota crónica o tofácea, en donde lo característico es encontrar depósitos de cristales de ácido úrico en las orejas, codos, dedos o tendones y que al abrirse liberan un material blanquecino como el yeso, así como la deformidad y destrucción articular. La gota crónica nunca aparece si el paciente está correctamente tratado.

 

Factores desencadenantes.

Los ataques de gota se pueden desencadenar por el exceso de comida y bebidas alcohólicas (sobre todo la cerveza), tras el ayuno prolongado, por pequeños golpes, por algunos medicamentos como los diuréticos, por enfermedades coincidentes o cirugía. Más del 50% de los pacientes con gota tienen sobrepeso o son obesos.

 

Diagnóstico.

Los reumatólogos diagnostican la gota por sus características clínicas, urato en sangre elevado y por la observación bajo microscopio de los cristales de ácido úrico provenientes de una articulación hinchada.

 

Tratamiento.

El tratamiento de la gota es muy largo y generalmente de por vida. Las personas con gota que cumplen su tratamiento tienen mucho mejor pronóstico que aquellos que no se toman en serio su enfermedad.

 

Normas generales.

Se deben evitar las vísceras de los animales, la carne de caza, los derivados del cerdo, las anchoas, las sardinas, el marisco y las bebidas alcohólicas. Asimismo se recomienda aumentar la ingesta de agua y disminuir peso.

 

Farmacológico.

Primeramente se trata el ataque agudo, lo cual constituye una urgencia médica, con antiinflamatorios y ocasionalmente con la colchicina. Una vez controlado el ataque agudo hay que disminuir los niveles de urato en sangre y mantener los niveles entre la normalidad con una dieta adecuada y en muchas ocasiones mediante el uso de fármacos.