Los reumatismos de partes blandas o reumatismos no articulares localizados son procesos dolorosos localizados que afectan a las estructuras próximas a las articulaciones, como los tendones, las bursas (bolsas serosas), los músculos o nervios. Son muy frecuentes en la población general y se han descrito más de 50 localizaciones de estos procesos.

En líneas generales, los reumatismos de partes blandas más comunes son las inflamaciones de un tendón (tendinitis) o una bursa (bursitis). Los tendones más afectados son los que rodean al hombro (tendinitis del manguito de rotadores), los que van hacia la mano (codo de tenista, codo de golfista, tenosinovitis de De Quervain), los que rodean la cadera (tendinitis de los adductores), la rodilla (tendinitis del saltador) y el talón (tendinitis del aquileo). Las bursas más afectadas son de la rodilla (rodilla de beata), el codo (bursitis olecraneana), el hombro (bursitis subacromiodeltoidea), o en la nalga (bursitis glútea).

Causas.

Existen muchas causas que pueden provocar inflamación de un tendón o de una bursa. Con frecuencia son pequeños traumatismos repetitivos producidos durante las actividades normales de la vida diaria. Ocasionalmente es una infección local la responsable del proceso inflamatorio. También existen otras enfermedades reumáticas que pueden cursar con tendinitis y bursitis, como la artritis reumatoide.

Diagnóstico.

El reumatólogo diagnostica la afectación de partes blandas en base a la clínica; es decir, a partir de las características del dolor del paciente y mediante una exploración minuciosa del aparato locomotor. Las radiografías generalmente no muestran ninguna alteración ya que en ellas sólo se ve el hueso, mientras que la ecografía ve muy bien todas las estructuras que rodean la articulación confirmando el diagnóstico clínico de tendinitis o bursitis. Si se sospecha de bursitis infecciosa, se ha de obtener líquido del interior de la bolsa inflamada para analizarlo.

Tratamiento.

El tratamiento consiste en dejar en reposo la zona afectada (a veces es necesario emplear férulas), aplicar frío o calor local, usar antiinflamatorios y/o infiltraciones locales. Una vez tratado el dolor y la inflamación se deben evitar los factores desencadenantes y en muchas ocasiones se recomienda realizar ejercicios específicos para prevenir la reaparición de los síntomas.